Se inaguró en la Universidad Católica la muestra en memoria de Matteo Ricci, «El jesuita en el reino del dragón», cuatrocientos años después de su muerte. Se contó con la presencia de las autoridades de la Universidad  y representantes de la asociación Marchigiani.

Ricci, conocido como “Li Madou” por los chinos, fue el fundador de la primera iglesia de Pekín (la Catedral del Sur, donde celebraron oficios en su honor), pero también el primer occidental que entró en la Ciudad Prohibida, el compilador del primer diccionario chino y el autor del primer mapa oriental que recogía los saberes geográficos de Occidente.

En Macao, descubrió que a los chinos que se convertían al catolicismo se les obligaba a adoptar un modo europeo de vida y costumbres, y que los misioneros apenas conocían el idioma chino, por lo que su llegada -junto a la de otro jesuita, Michele Ruggieritrajo un cambio radical. Ricci y Ruggieri fueron los primeros occidentales en dominar la lengua china, y su importancia va más allá de la esfera religiosa, pues transmitieron su formación científica a un país que, desde la llegada del también italiano Marco Polo dos siglos antes, apenas había tenido contactos con Europa.